miércoles, 30 de junio de 2010

El telescopio mas potente del mundo

Se llamará Thirty Meter Telescope (TMT), tendrá 30 metros, y también estará ubicado en una isla, como el Gran Telescopio Canarias, concretamente en la cumbre de Mauna Kea, en Hawai.

Se espera que sea el que tenga mayor capacidad astronómica del mundo. Gracias a su tecnología y también a su particular emplazamiento.

El Mauna Kea, cuyo significado es montaña blanca, es uno de los cinco volcanes que forman la isla de Hawai junto con Mauna Loa, Hualalai, Kohala y Kilauea. Es el segundo en la zona por su altura y permanece inactivo desde hace más de 3.500 años.

Sin embargo, los nativos no ven con buenos ojos este avance técnico, y no sólo porque consideran que se estaría profanando el Mauna Kea: los ecologistas han advertido que podría dañar a un tipo de insecto local (Nysius wekiuicola) que vive en esta montaña.

Por el contrario, la Universidad indicó en un comunicado que antes de dar la aprobación al proyecto hicieron un estudio del impacto ambiental, que fue aceptado por la Gobernadora de Hawai, Linda Lingle. Y el presidente de la institución, M.R.C. Greenwood, sólo tiene palabras de entusiasmo:
Este telescopio nos llevará a un emocionante viaje de descubrimientos astronómicos (…) los beneficios que se derivarán del proyecto van mucho más allá de los resultados científicos.

martes, 29 de junio de 2010

Destroy de Spam



Pues en esta ocasión os voy a dejar con este juego, el cual os ayudará bastante a la hora de mejorar vuestra habilidad a la hora de navegar por internet (sobre todo si aun usais Internet Explorer como navegador).
Se trata de cerrar las ventanas emergentes de publicidad que nos van apareciendo en pantalla y tratar de evitar que el apocalíptico pantallazo azul no haga aparición debido a que nuestro PC se haya saturado de spam. Espero que os guste, o al menos que os entretenga un rato.
Este es el link par jugar:

domingo, 27 de junio de 2010

¡El monstruo!

Hoy os dejo con esta historieta, que no tiene desperdicio. Para ver la imagen un poco mas grande, haced click.
P.D.:Por si alguien quiere saber que fue de Mr. yx no os preocupeis, al final sólo lo multiplicaron por Ln(y).

sábado, 26 de junio de 2010

pi·z·z·a

El volumen de una pizza de radio z y espesor a sería:

pi·z·z·a

Bueno, ya sé que es una frikada épica, pero no me he podido resistirme a ponerla, XD

P.D.:Espero no haber ofendido a nadie, XD

La paradoja de San Petersburgo: La Solución



Hace un par de días presentaba un pequeño enigma conocido como la Paradoja de San Petersburgo. Se trata de un juego de azar cuyo valor esperado es infinito, y por tanto, el precio justo por jugar también debería ser infinito, a pesar de que eso atenta contra la intuición y el sentido común. ¿Dónde está el fallo o la trampa? como ya dijimos en el post original, el resultado matemático es perfectamente correcto. Sin embargo, se nos escapa algo.

La solución a enigma llegó en 1738 precisamente de la mano de Daniel Bernoulli, sobrino de Nicholas Bernoulli (quien propuso la paradoja), aunque Gabriel Cramer ya había adelantado el resultado años antes. La clave está en la pista que ya dimos en el planteamiento original: el valor del dinero no es el mismo para los matemáticos que para el común de los mortales.

De hecho, en su “Nueva Teoría de Medición de la Suerte”, Daniel Bernoulli afirma lo siguiente:

Los matemáticos, en su teoría, valoran el dinero en proporción a la cantidad del mismo; la gente con sentido común, en la práctica, lo valora en proporción a la utilidad que puede obtener de él.

La función de utilidad (u(x)) es el truco que los economistas usan para poder representar matemáticamente las preferencias de los agentes económicos, y en el caso de una persona racional, aunque es siempre creciente, crece de forma cóncava (es decir, crece cada vez más despacio). El sentido común apoya esta intuición. El valor “real” de 100 euros para alguien que tiene cero es muchísimo (ya que es una cuestión de supervivencia), pero para alguien que ya tiene un millón de euros, es ínfimo.

Por lo tanto, no hay que medir el valor esperado del juego, sino la utilidad esperada (que llamaremos U). Repasando las fórmulas del otro post, nos daríamos cuenta rápidamente de que dicha utilidad es U = (1/4)·u(2) + (1/8)·u(4) + (1/16)·u(8) + ... = Σ[u(2n)/2n+1], donde u(x) representa la utilidad de percibir x euros.

Pero ¿qué pinta tiene la función u(x)? en realidad, es imposible medir numéricamente la satisfacción obtenida, y de hecho, cada consumidor tendrá su propia función de utilidad (por ejemplo, un amante del riesgo percibirá en el juego una utilidad esperada mayor que una persona muy conservadora). Lo que hicieron Cramer y Bernoulli fue probar con funciones que respondiesen a las características que debe tener una función de utilidad: creciente, cóncava y nula en el origen (la utilidad que produce de tener cero euros también es cero).

En concreto, Cramer probó con la función √x. Desarrollando la expresión, veríamos que U = Σ[2n/2/2n+1] = Σ[2-(n/2)-1]. Si realizamos la suma de infinitos términos (que no tiene mayor problema, porque es geométrica y convergente, jeje), resulta que la utilidad esperada del juego es 1,207.

Pero la utilidad es √x, y a nosotros lo que nos interesa es x (que representa el dinero). De modo que √x = 1,207 -> x = 1,457 €. ¡Nuestro precio justo ha pasado de infinito a poco menos de un euro y medio! En realidad, no es disparatado, ya que al fin y al cabo tenemos un 50% de posibilidades de perder el dinero invertido.

Bernoulli hizo sus ejemplos con la función logaritmo. Si tomamos la función log(x+1) (añadiendo el +1 para que la función sea nula en el origen) y repetimos la operación, tendríamos U = Σ[log(2n+1)/2n+1]. Esta serie también converge, y el resultado numérico sería U = 0,832, y como u = log(x+1) sacaríamos x = 1,298 €, todavía menos en el caso anterior.

Como hemos comentado, la elección de la función de utilidad es subjetiva. Estos dos ejemplos corresponderían a personas muy conservadoras, aversas al riesgo. El hecho de que tengamos 50% de posibilidades de perder todo el dinero reduce drásticamente la utilidad esperada del juego. Si hiciésemos una pequeña modificación en el juego de forma que los que sacan cruz a la primera tirada no se fuesen con las manos vacías sino que recibiesen un euro y calculamos de nuevo, veríamos que con la fórmula de Cramer pasaríamos a x = 2,914 €: eliminando el riesgo de volver de vacío, estaríamos dispuestos a duplicar la inversión. Pero en cualquier caso, la cuestión es que aunque el valor esperado del juego sea infinito, la utilidad esperada no lo es, y una persona racional, por muy amante del riesgo que sea, no pagaría un precio muy elevado por jugar (sería de hecho casi imposible encontrar a nadie dispuesto a pagar más de 10 €).

En mi opinión, este tipo de cosas son lo más interesante de la Economía: utilizar las matemáticas para representar conceptos tan subjetivos como la aversión al riesgo. Claro que evidentemente los modelos son modelos, y muchas veces (como estamos viendo con la crisis) fallan estrepitosamente.

miércoles, 23 de junio de 2010

Así sonará la "partícula de Dios" en el LHC

El problema del LHC es que aporta tantos datos que se precisa de mucho tiempo y esfuerzo para analizarlos, como si tratáramos de hallar una señal de radio inteligente de todas las ondas que recibimos del espacio exterior. Así pues, se ha desarrollado un método para que los físicos del CERNpuedan “escuchar los datos“ y saber reconocer la partícula de Dios cuando finalmente aparezca en elLHC.

El equipo responsable de la “sonificación“ de los datos cree que el oído se adapta mejor que la vista para distinguir los sutiles cambios que pudieran indicar la detección de una nueva partícula.

Así es como explica esta traducción de la física a sonidos Lily Asquith, cienfífica del CERN:
Si la energía está cerca, se oye en un tono bajo y si está más lejos se oye en un tono más alto. Si hay mucha energía se oirá más fuerte y el sonido será más tranquilo si la energía es poca.
El instrumentos para ello es el ATLAS, que mide la energía y se compone de siete capas concéntricas. Cada capa es una nota, y su tono es diferente dependiendo de la cantidad de energía que se deposita en ella.

De hallarse, así es como sonaría la partícula de Dios:

martes, 22 de junio de 2010

La paradoja de San Petersburgo


Hoy os propongo un "pequeño" reto, que ví un dia por internet. El reto está relacionado con una de las ramas más interesantes de la Economía (sobre todo para los que procedemos del mundo de las ciencias y las ingenierías), que es el estudio de la elección con incertidumbre. Se trata de añadir la teoría de la probabilidad a los modelos económicos habituales y estudiar los juegos de azar y las loterías (un concepto que en el fondo es aplicable a cualquier situación de la vida real ya que el resultado de nuestras elecciones habitualmente depende de factores aleatorios externos).

Partimos del valor esperado de un juego de azar. Esto no es más que la ganancia promedio que obtendremos al jugar a dicho juego. Por ejemplo, supongamos un juego en el cual recibimos siete euros si al lanzar un dado sacamos un 6, y un euro si sacamos cualquier otro número. Hay 1/6 de probabilidades de obtener siete euros, y 5/6 de obtener un euro. Por tanto, el valor esperado de este juego será de 1/6 · 7 + 5/6 · 1 = 2. Es decir, si jugamos muchas veces, acabaremos obteniendo en promedio unos dos euros por tirada.

Desde un punto de vista matemático, parece claro que un juego es “justo” si el precio que pagamos es igual al valor esperado. Si pagamos dos euros cada vez que jugamos, nadie nos está estafando ni sacando beneficios extraordinarios. La banca no ganaría dinero cobrando dos euros por tirada, ya que en promedio pagaría dos euros por tirada. Este razonamiento parece abrumadoramente lógico. Y sin embargo, hace unos 300 años, Nicholas Bernoulli le encontró una grieta importante, reflejada en laparadoja de San Petersburgo.

Bernoulli se planteó el siguiente reto: supongamos un juego que consiste en lanzar una moneda al aire y conseguir el máximo número posible de caras seguidas, hasta que sale una cruz y se deja de jugar. Cada vez que sale una nueva cara se duplica el premio, hasta que salga una cruz y entonces el jugador se lleva toda la ganancia acumulada.

Es decir, si la primera tirada es cruz, no se gana nada; si la primera es cara y la siguiente cruz, se ganan dos euros; si saliesen dos caras y una cruz, se ganan cuatro, y así sucesivamente. Por ejemplo, si hubiese alguien tan afortunado como para sacar diez caras seguidas antes de obtener una cruz, ganaría 210 euros, o sea, 1024 euros.

¿Cuál es el valor esperado de este juego? Veamos, la posibilidad de sacar una cara es de 1/2 y tiene un premio de 2 euros; la de sacar dos caras es de (1/2)·(1/2) y el premio es de 4 euros; la de sacar tres caras es de (1/2)·(1/2)·(1/2) y se ganarían 8 euros… es fácil de ver que el valor esperado es 2/2 + 22/22 + 23/23 + ... = 1 + 1 + 1 + 1 + ... ¡hasta el infinito!

La paradoja resulta en que tenemos un juego de azar cuyo valor esperado es infinito. Y sin embargo, resulta absurdo pensar que “infinito” pueda ser un precio justo para jugar. De hecho, si hiciésemos una encuesta, es probable que poca gente estuviese dispuesta a participar pagando más de cinco o seis euros. Parece que nuestro razonamiento inicial sobre el “precio justo” de los juegos de azar tiene algún tipo de fallo importante. Pero, ¿cuál?

La solución, próximamente, mientras tanto os invito a devanaros un poco los sesos (nada de buscar en Wikipedia y publicar el resultado ;)). Una pista: el dinero no vale lo mismo para los matemáticos que para el común de los mortales.